¿Cómo funcionan los espejos y desde cuándo se utilizan?

 ¿Cómo funcionan los espejos y desde cuándo se utilizan?

Los espejos funcionan mediante la reflexión de la luz. Cuando la luz incide sobre una superficie lisa y pulida, como la de un espejo, rebota siguiendo un ángulo igual al de incidencia. Esta propiedad permite que los rayos de luz que reflejan una imagen mantengan su trayectoria relativa, reproduciendo así una imagen virtual del objeto frente al espejo. Los espejos planos devuelven imágenes del mismo tamaño que el objeto reflejado, mientras que los espejos curvos (cóncavos o convexos) pueden ampliar, reducir o distorsionar la imagen dependiendo de su forma y distancia al objeto.

Los primeros espejos utilizados por el ser humano datan de hace más de 6,000 años. Las civilizaciones antiguas, como la mesopotámica, egipcia y china, utilizaban superficies de piedra pulida, obsidiana o metales como bronce y cobre para reflejar su imagen. Estos espejos eran costosos y poco eficientes comparados con los actuales. Fue en el siglo I d.C., durante el Imperio Romano, que se comenzaron a fabricar espejos de vidrio con una capa metálica en la parte trasera, aunque su producción era limitada y artesanal.

El gran avance en la fabricación de espejos llegó en el siglo XIII en Venecia, donde los artesanos desarrollaron técnicas más refinadas para recubrir vidrio con una amalgama de estaño y mercurio. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX que Justus von Liebig perfeccionó un proceso químico para depositar una capa de plata sobre vidrio, dando origen al espejo moderno.

Hoy en día, los espejos se fabrican de manera industrial y se utilizan en una gran variedad de aplicaciones, desde el uso doméstico hasta la ciencia, la medicina, la tecnología y la arquitectura. Su principio básico sigue siendo el mismo: aprovechar la reflexión para crear una imagen visible y clara del mundo que los rodea.