El mito de que la Gran Muralla China
El mito de que la Gran Muralla China es visible desde el espacio surgió como una exageración cultural y científica que se popularizó con el tiempo. Aunque no hay un origen único exacto, se puede rastrear su evolución a través de varias influencias.
En el siglo XVIII, antes de los viajes espaciales, el misionero jesuita francés Antoine Thomas afirmó que la muralla podía verse desde la Luna, una idea especulativa sin base real pero que reflejaba la admiración por su escala (más de 21,000 km de longitud). Esta noción se amplificó en el siglo XX con el auge de la exploración espacial. En 1938, el escritor estadounidense Richard Halliburton afirmó en su libro *Second Book of Marvels* que la muralla era "visible desde la Luna", contribuyendo a su difusión en la cultura popular occidental.
Con la llegada de la era espacial, la idea persistió como un símbolo del ingenio humano. Sin embargo, los astronautas de las misiones Apolo y posteriores desmintieron esto: desde la órbita baja (unos 400 km), la muralla es apenas distinguishable sin ayuda tecnológica, mezclándose con el terreno. A pesar de la evidencia, el mito sobrevive por su romanticismo y por la percepción exagerada de la muralla como una maravilla colosal.
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