El mito de que Cleopatra era una belleza deslumbrante
El mito de que Cleopatra era una belleza deslumbrante es una idea que ha circulado por siglos, alimentada por películas, libros y pinturas que la muestran como una mujer perfecta, casi mágica. Pero, si miramos la historia y las pruebas reales, la cosa cambia. Vamos a explicarlo fácil.
Cleopatra VII, la última reina de Egipto, gobernó entre el 51 y el 30 a.C. La imagen de su belleza viene sobre todo de historias románticas y de cómo conquistó a hombres poderosos como Julio César y Marco Antonio. Los escritores romanos, como Plutarco, dicen que no era su cara lo que impresionaba, sino su voz dulce, su inteligencia y su encanto. O sea, no era solo un asunto de físico.
Ahora, ¿cómo era en realidad? Las monedas de su tiempo, que tienen su cara grabada, muestran a una mujer con nariz grande, barbilla fuerte y rasgos marcados, nada que encaje con el ideal de belleza de Hollywood. También hay un busto que se cree que es de ella, y no es precisamente una modelo de portada. Esto no significa que fuera fea, sino que su apariencia era normal para su época y lugar.
Entonces, ¿por qué el mito? Los romanos, que eran sus enemigos, exageraron su imagen para hacerla parecer una seductora peligrosa que usaba su "belleza" para manipular. Después, en la Edad Media y el Renacimiento, los artistas la convirtieron en un símbolo de perfección femenina, y el cine moderno (como la película de Elizabeth Taylor) terminó de vender esa idea.
Cleopatra no era una belleza deslumbrante en el sentido físico que imaginamos hoy. Su verdadero poder estaba en su mente, su personalidad y su habilidad para convencer a otros. El mito creció por propaganda y fantasías, no por fotos reales.
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